Wednesday, November 29, 2006

Censúrese usted mismo: adelántese

Que el chileno es chaquetero, lo saben muy bien todos los panelistas de la historia de los matinales chilenos, desde Margot Kahl, hasta Pancho Toro.. Conviene por lo tanto, actuar de modo consistente con el solsito ese que con un solo dedo no podemos pretender tapar. El desorden, como dardos, como tallas, como las manos, les tira un consejo práctico.
Para ordenar el conjunto de voces que confluyen en la cabeza del moderno cibernauta, unas que quieren lo poco, otras que claman por lo más, unas que ansían ser escuchadas, otras que viven esperando su afonía, el desorden recomienda hacerse una línea editorial personal. Como la de los medios de prensa. Como la del desorden.
Igual que la mano estatal invisible que guía por las noches las cuerdas vocales de Consuelo Saavedra, usted debería tener una mordaza, definir de antemano qué aspectos de sus certezas e incertezas ventilar al olfato de los demás. Para esto, hace bien si considera, mientras dibuja la línea divisoria entre lo inapropiado y lo apropiado, el grado de cercanía y el vestuario de sus interlocutores, las horas del día, la ingesta alcohólica, la conmemoración que se esté llevando a cabo, y otros criterios afines.
No vaya a ser que despierte confundido, levemente arrepentido, tragando saliva y escribiendo consejos para los demás.

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